Eres un inclasificable (para no escribir "otra cosa"), Martín Enrique Gil.

Yo vivía un drama familiar con mi madre y lo sabias suficientemente. Por eso estaba intentando publicar a mis libros. Sólo por eso.

Era casi un desespero, porque mi vida no salía.

Y teníamos un trato.

Todavía seguiste intentando sacarme dinero tras dinero, alegando que la inflación decurrente del pasaje del tiempo agravaba los costos, cuando, al final, el pasaje del tiempo se debía al hecho de que tus correcciones de mis traducciones estaban tan malas, pero tan malas, incluso cambiando el sentido de mi texto, que ¡¡Tuve que corregir tus correcciones a mi vez!!

Actuaste igual que un casi timador. Te aprovechaste de mis necesidades y mis dramas personales.

Si, eres un inclasificable, que sigue anunciando lo que no existe ni tampoco existirá, pues no publicarás a mis libros. No lo mereces.

Hay Algo (...) que no duerme.

EV